ACOPIOS PARA EL MEJOR CONOCIMIENTO DE LA OROGRAFÍA DE LA PROVINCIA DE PISCO
No podemos relegar en el olvido a quienes esforzándose han hecho conocer los distintos aspectos referentes al Perú dedicado la mejor época de su vida, dejándonos trabajos en los cuales se puede cimentar estudios alusivos a las provincias, complemento de nuestro territorio nacional; sería pues injusto, por con tan brillantes frutos, ya que podemos gozar y aprovechar de sus desvelos. Me quiero referir a las personalidades en el mundo geológico como Carlos I. Lisson, cuyos trabajos en el Perú son únicos existiendo una pléyade de otros que le siguen los pasos.
No basta apuntar, en la sección bibliográfica de un libro los títulos y los autores, es necesario acopiar como estímulo a las generaciones venideras, abrumadas por saber e inquietas por divulgar, renovadas a explicar muchos problemas que no han podido llegar a sus manos, por lo difícil de convertirse primero en rebuscadores de fuentes pocos comunes de hallar. No podemos desconocer este anhelo progresivo en los centros de instrucción donde lo maestros reclaman el auxilio de esta clase de trabajos regionales.
Bajo este incentivo es que trascribimos y anotamos los siguientes capítulos como complementos de las anteriores páginas de la geología pisqueña.
GEOLOGÍA DE PISCO
(7) Por el Sr. Juan E. Rassmuss.
El hallazgo por el ingeniero Broggi de un trípoli terciario en la región de Pisco, parecido a los esquistos petrolíferos llamada de Monterrey en California, ha llamado con mucha razón la atención y despertado vivo interés sobre la cuestión de la existencia de petróleo en esta región, es verdaderamente sorprendente la semejanza, en muchos rasgos de estos depósitos con la serie de Monterrey en California, siendo muy justificado un estudio de la región referente a la posibilidad de encontrar un yacimiento de petróleo.
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(7) Boletín de la Sociedad de Geográfica del Perú – T. IV. - 1931.
Sin embargo la estructura geológica en general no es favorable a la hipótesis. Las rocas pre-terciarias y eruptivas ocupan mucha más extensión de la que se había supuesto, y con la aparición de la cordillera de la costa, al sur de Pisco, que corresponde a un levantamiento general del subsuelo, reconocidas también en las isobaras del mar y en la interrupción de la fosa del Pacífico (véase mapa del Steinmann-Lisson) los trípolis miogénicos, están limitados a una faja relativamente angosta y de un espesor poco considerable.
Esquistos bituminosos de edad probablemente eocénica y muy posiblemente petrolíferos, que he observado además en la región, aflora solo una faja muy angosta de la costa, estando cubiertas todavía casi totalmente por el mar. Un breve bosquejo geológico explicará con más claridad mis observaciones.
I. Roca Preterciaria
Los depósitos más antiguos, que he observado en la región de Pisco, los constituyen las grauvacas y esquistos carboníferos de la formación carboníferos en la Península de Paracas. Se presentan al sur de Paracas en la forma de patentes areniscas y grauvacas de color gris con repetidas intercalaciones de esquistos carbonosos y de varios mantos de carbón de unos 10 a 20 centímetros de espesor, la presencia de numerosos restos de Lepidodendrón, prueba fácilmente su edad. Los depósitos están inclinados hacia el mar, limitados por numerosas fallas y fracturados también en sí mismos. El principal obstáculo para la existencia de un yacimiento explotado de carbón, no lo constituye el espesor relativamente reducido de los mantos, que se observa en los barrancos sobre el mar, el que podría aumentar hacia la profundidad en la parte expuesta a la extensión, sin el intenso fracturamiento del terreno tan característico de muchas partes de la costa del Perú, producido tal vez por el desgarramiento hacia la fosa del Pacífico como lo ha supuesto Boswort en la región del norte y que impide la existencia de mantos de mayor extensión observándose solo trozos reducidos de la formación carbonífera, limitadas siempre por numerosas fallas. La antigua mina de Paracas se encuentra sobre un trozo de poca extensión en contacto fallado con el terciario. En la grauvaca de ha conservado bien los tres socavones existentes, por ser la roca bastante compacta.
Edad más reciente, sea pérmica o trágica, le atribuyo a los pórfidos cuarcíferos, porque no se ha encontrado todavía los restos de ellos en las grauvacas carboníferos. El pórfido cuarcífero, típicamente desarrollado con numerosos fenocristales de cuarzo ocupa una extensión considerable desde Paracas hacia el este, donde lo observé, hasta el sur suroeste del Sapo y especialmente hacia el sur donde parece ser el miembro predominante de la cordillera de la Costa hasta la bahía Independencia. El constituye los cerros que se ven desde Pisco, como el cerro Colorado y el cerro Cabeza de Toro. El pórfido cuarcífero, de color rojo, está atravesado a su vez por vastas y pequeñas columnas de una pórfida más densa de color verde.
El pórfido de la cordillera de la Costa está igualmente muy fracturado. Una falla muy visible lo separa del terciario en Lagunillas, otra falla lo desplaza en Otuma hacia el este y una última parece limitarlo por el norte hacia Pisco. Las irregularidades de la costa hacia la bahía Independencia proceden probablemente de otras fallas.
Hacia el este, la planicie costanera está limitada por las rocas preterciarias de la cordillera, entre la quebrada del río Chincha, por ejemplo en la toma, como en la quebrada de Humay, antes de llegar a la población. Al sur del río Pisco se interpone una nueva unidad entre la cordillera y la faja terciaria, compuesta por una serie de rocas volcánicas de carácter básico, y de estructura demasiada densa para poderla clasificar microscópicamente. Según Masters, estas rocas volcánicas afloran al oeste de Ica entre cuarcitas metamórficas. Allí están en gran parte cubiertas por potentes médanos, pero las observé en el km 38,5 de la línea del ferrocarril de Pisco a Ica, es decir, a 7,5 km al este de la milla 18 (km 30) pues se conocen desde el tren sus formas accidentales de roca resistente al partir del km 38 hasta los cerros de Guadalupe.
II. Los depósitos marinos terciarios
a. Terciario Inferior (deocénico)
Al sur de la bahía de Paracas, encima del pórfido cuarcífero, descansa el cerro Colorado, areniscas rojizas con numerosos granos de pórfidos y areniscas verduzcas hasta amarillentas a menudo calcáreas, intercalándose más arriba varios bancos llenos de pequeñas ostras todas de la misma especie, entre las que se hallan también, pero más aisladas, algunas especies de Turritellas y escasamente otros lamelibranquios. Las otras forman verdaderos bancos, indicando de igual modo que su composición litológica, el carácter costanero de estos depósitos. La base de las areniscas parece irregular, apareciendo entre ellas pequeñas elevaciones de pórfido. Encima la serie se torna más calcárea, componiéndose de caliza pardusca duras y silicias, alternándose con pizarras calcáreas amarillentas. Estas capas constituyen la parte baja del sur de la bahía de Paracas conteniendo también varios bancos llenos de varias especies de turritellas, ostras y otros lamelibranquios. Además caracteriza esta serie su gran contenido de yeso, el que se encuentra intercalado con numerosas capas pequeñas y vetillas de algunos milímetros de espesor, o bien esparcidos en el suelo en forma de pequeña industria primitiva, que consiste en sacarlas a mano, conduciéndolas en camiones a Pisco, donde se llevan para eliminar la tierra, y se calcinan.
La estructura de esta serie es bastante irregular, estando caracterizada por numerosas fallas, y elevaciones de las rocas antiguas. Al sur de la Puntilla forman un anticlinal reducido, que toma dirección más o menos meridional, determinada por las dos elevaciones de pórfido entre las que siguen hacia la bahía de Lagunillas.
En el istmo de Paracas, se dirige (al norte de cerro Colorado) al noreste, inclinado al noroeste, cambiando hacia la bahía. Por una falla, a dirección norte 70º oeste. En Lagunillas, en la playa Grande, está separada del pórfido por una falla meridional en el este, observándose otra falla hacia el oeste, contra el carbonífero de Paracas.
Hacia el sur de Lagunillas se observan, en la costa, las pizarras amarillentas, constituyendo barrancos de color claro. Siempre alternan las capas de pizarra de 1 a 3 cm de espesor con una capa fina de yeso de pocos milímetros de ancho, más abajo, aflorando en la punta, a nivel del mar, se haya un banco calcáreo de color verdoso, con numerosos restos de lamelibranquios y cortes de gasterópodos, siguiendo por debajo esquistos bituminosos muy delgados, con muchos restos de organismos pequeños probablemente foraníferos, que asemejan mucho estos esquistos a los llamado esquistos de papel generalmente petrolíferos, pero su extensión, es demasiada limitada en la costa, para poder formar un yacimiento. Toda la serie está inclinada fracturada, y ofrece además irregularidades locales de la sedimentación y estructura entrecruzada.
Al sur del Sapo se encuentra otra vez, encima del pórfido, los bancos de ostras cuyos pequeños restos cubren a veces el suelo. Arriba siguen las pizarras y calisas amarillentas con rumbo más o menos noroeste e inclinación hacia el noreste. Hacia el sureste la serie asoma mayor extensión, constituyendo un sinclinal con rumbo norte 20º, e inclinación de unos 20º en las piernas. También encontré aquí una capa fosilífera. Se halla además bancos silísicos de color blanco con formas aparentemente inorgánicas poco parecidas a esponjas y briozoos. Encontré también en pizarras silísicas, aisladas escamas de peces, parecidas a la de la serie miocénica de los trípolis. En fin observé la interposición de un manto de roca básica eruptiva, parecida al del km 38 lo que ofrecería un indicio para la determinación de la edad de aquellas erupciones.
No disponiendo de medios para efectuar una determinación de los numerosos fósiles que permitieran la fijación exacta de la edad, atribuyo por el momento toda esta serie, por su carácter y posición, estratigráfica, al terciario inferior, es decir, probablemente al eocénico.
b. Terciario medio (miocénico)
Separada por una discordancia, y bien distinta, es la serie de la formación de Pisco”, de Adams y Masters, o mejor dicho de los Trípolis de Broggi. Esta serie muy bien descrita por Broggi, aflora en su mayor espesor a los lados del río Pisco, en el cerro Tiza en el sur, y entre el puente de Pisco y Caucato en el norte. Se compone preferentemente de capas estratificadas de tierras diatomeas, El reducido peso y la efervescencia en el agua, son señales inconfundibles. El color blanco del descompuesto indica la ausencia de impurezas metalíferas. Se intercalan bastantes bancos calcáreos que se observan en el cerro de Tiza, pero generalmente el material trípoli parece tan puro que podría tener aplicación industrial. Los únicos fósiles bastantes abundantes son escamas de peces de escultura bien conservada. Encontré un molde de lamelibranquios al este del Sapo, que se me perdió. En el estudio microscópico, Broggi ha encontrado formas de diatomeas, que concuerdan con los esquistos de Monte Rey de California. La semejanza del Trípoli de Pisco con aquella formación es efectivamente notable. La edad miocénica, corresponde a su posición estratigráfica. Su espesor llega en la región del Caucato, por lo menos 200 m. La serie del Trípoli está muy dislocada en la región de Pisco. El rumbo general que se observa desde el sur del Ferrocarril hacia la costa, al sur de Tambo de Mora el de norte 20º oeste. En el puente de Pisco en la ribera septentrional, se puede medir exactamente este rumbo. La inclinación allí es de 65º hacia el este. Hacia Caucato el rumbo varía hasta norte 25º a 30º oeste, pero la inclinación disminuye observándose en la acequia madre de esta hacienda todavía unos 60º. En la misma hacienda sólo es de 30º a 40º este, y con la misma inclinación sigue en la costa hacia Tambo de Mora. Toda la serie la separa, pues, de la cordillera de la Costa, para seguir probablemente bajo el mar y formar el zócalo de las islas Chincha. Hacia la cordillera se hunde en el puente de Pisco por una dislocación transversal afecta el cerro de Tiza, como ya observó Broggi. Al este de este cerro, la inclinación es también fuerte, de 60 a 70º este, siendo el rumbo de 40º a 50º oeste reconociéndose su estructura anticlinal dentro del rumbo general, porque se ve la pierna oriental de la bóveda, cuya cúspide está ya cerca de las casas al oeste del cerro.
Hacia el sur la serie miocénica está tapada por los médanos, que se extienden en una ancha faja al sur del río Pisco; pero los trípolis aparecen en la región de la milla 1º8 (km 30) del ferrocarril a Ica, con las mismas escamas de peces, aunque menos puros y de color más amarillento. Desde aquí continúa a serie con el mismo rumbo (norte 20º oeste), hacia el sur 20º este, destacándose suavemente de los pórfidos y del terciario inferior. La formación que se inclina 10º este constituye desde aquí sola una faja relativamente de poca importancia (de unas 10 km de ancho, con suave inclinación) y de poco espesor (unos 100 m) del terciario que cubre la cordillera de la Costa.
c. Terciario Superior (plioceno)
Aunque en el puente de Pisco las areniscas y los conglomerados del terciario superior parecen levantados en concordancia con los trípolis infrayacentes, el carácter tectónico de esta serie general es tan distinta y siempre en posición casi horizontal, que considero este levantamiento como un accidente local y en general de la serie pliocénica en discordancia sobre el mioceno adyacente. Con esta suposición concuerda también el carácter lítico de la serie que está compuesta de un material detrítico generalmente grueso, de areniscas y preferentemente de conglomerados, que indican un nuevo movimiento de la costa. Por su posición estratigráfica corresponde al plioceno.
Esta serie constituyen las altas mesetas de Caucato y San José, es decir entre el río Pisco y el de Chincha. Se observa al sur del río Pisco y al este del cerro de Tiza, y constituye al norte probablemente gran parte de las pampas de Cañete, en donde forma los altos acantilados que miran al mar.
III. Cuaternario
También en el cuaternario gran parte de la planicie costanera se halla todavía sumergida encontrándose en muchas partes las conchas marinas de esta era. La pampa de Pisco es una terraza marina cuaternaria parece haber tres niveles principales de terrazas marinas cuaternarias; la última a poca altura sobre el nivel del mar y otras a unos 15 a 40 metros de elevación. Los grandes médanos del sureste de Pisco, deben estar relacionados con depósitos de arenas marinas cuaternarias; y del mismo origen deben ser los médanos de Humay y otros de la cordillera litoral.
El cuaternario terrestre está representado por las grandes acumulaciones de los conos de deyección al pie de la cordillera, que se observan p.j. a la salida de la quebrada de Chincha. También está representado por terrazas fluviales.
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