domingo, 10 de agosto de 2014

PRIMERA PARTE: Capítulo Segundo: PRE HISTORIA PISQUEÑA: I.- Introducción

CAPÍTULO SEGUNDO


PRE HISTORIA PISQUEÑA



I.- INTRODUCCIÓN


         

Conjugar una época a otra para seguir el hilo imaginativo del proceso de la vida de los pueblos, no significa sino seguir la descripción unísona pero en distintas etapas dentro de la que, indefectiblemente, está la nube del principio y la resplandeciente y luminosa estrella de los hechos históricos.

        La geología nos habla de la formación de las capas terráqueas y nos deja sobre la corteza del globo donde el hombre aparece y empieza la Pre-historia que nos dice de las primeras manifestaciones de los primeros estratos denominando cultura, para trascender al índice la vinculación máxima, “La Civilización”. Y los hechos acopiados forman los anales, pilares sostenedores de la historia que revelan la plena madurez de los pueblos.

         Hablemos pues, de la pre-historia pisqueña – en el preámbulo general de la monografía por nosotros propuesta y en la cual no dejaremos de decir los que todos nos hace ver en estos trabajos cuando abordan esta puerta condenada, templo suntuoso y en el que los tesoros dejados por la culturas pre-históricas son maravillosísimos.

  En la costa se han llamado, por los historiadores, culturas pre-incaicas costeñas y al periodo que abarca su nacimiento hasta la conquista por los incas, se le ha considerado como la Era preincaica costeña, encerrada entre los 200 a 300 a.C. hasta 1150 que por las ruinas y los hechos hallados, por los relatos orales, se unieron esas culturas para constituir confederaciones entre las que se delinea la Quechua en la Sierra, Chincha y Chimú en la costa habiendo predominado la primera sobre las demás.

  Pero antes de seguir punto a punto estas culturas a la larga confederadas digamos su procedencia teórica ya que los estudios hasta hoy no lo confirman y mucho menos pueden dejar toda la confianza deseada afirmándonos la verdad sobre esto de su origen.

  Un sociólogo nacional de la imprecisa y confusa procedencia, nos dice: “El Perú a través del Tahuantinsuyo, la Colonia y la República, ha constituido una sola realidad geográfica y tres medios sociológicos distintos”.

(1) “Sus primeros pobladores, alá en la nebulosa de los tiempos alumbrada solo por la leyenda que es la fe de los pueblos cuando falta la historia, fueron productos de sucesivos aluviones inmigratorios, acaso de procedencia Maya quizá de origen araticano o Atlántida posiblemente de abolengo asiático que llegaron por tierra a nuestro continente atravesando el entonces Istmo de Behring o que vinieron por mar a nuestras playas siguiendo la ruta polinésica. Eran hombres rudos sin ninguna inquietud espiritual; que no conocían ni la alfarería, ni la metalurgia, ni la agricultura, ni el arte de tejer, que habitaban en las cavernas y en los resquicios de las peñas y cuya economía parasitaria se nutría de la recolección de frutos silvestres de la pesca y a de la caza..”

Esto, pues, a la luz de la autoridad sociológica que es el autor citado en su publicación contemporánea nuestra, nos está diciendo que en suma le asignamos toda las procedencias, pero sin sostener una en el origen de los peruanos. Con estos acopios tan fluctuantes en la seriedad del tema, no deja de presentarse quien quiera decirnos que el peruano como el americano, en el nuevo Continente, es autóctono, el exponente de su cultura alcanzada en la cerámica, en los templos pétreos o deleznables, es única su manifestación de desarrollo. Y es claro que por nosotros ya abordando el problema geológico comparativo nos inclinamos, por asegurar en lo segundo las posibilidades que tuvo la especie humana para poder existir en este continente de muy pocas características geológicas alteradas en comparación a las del Viejo Continente; que ciertos fenómenos de mayor contacto en el proceso biológico de esos pueblos influyeron en forma más precipitadas allá que acá serviría para explicar el adelanto en ciertas fases de la civilización ideal: ¿Pero aún la civilización de este continente no nos sorprende por el adelanto alcanzado en la época neolítica, cerámica y textil?. Los comentarios de los versados en estas materias podrían mejor que nadie sacarnos de la duda que sospecháramos en ello.

Así sobre las telas prehistóricas nos dicen: (2) “No es poco interesante en la faz de la historia de las telas pre incaicas y artístico de un solo pueblo sin la confusión de influencias o instrucciones extrañas. No importa cuál sea el origen de este misterioso pueblo ni podemos dudar que su civilización es propia, desarrollada a través de muchos siglos en un solo ambiente producto de la creación espiritual y material de un pueblo de raza común y homogénea”.

“Es el record más perfecto en telas, legado por un pueblo en la historia del mundo”.

Esta sola cita cuyos conceptos son de un autor Americano, digámoslo de paso, a los institutos de Norte América, debemos el valor dado a las telas extraídas de las ruinas pre incaicas, han podido ser reconocidas por nosotros y el mundo civilizado, porque en EE.UU. la especialidad ha alcanzado asombrosa curiosidad de estudio, posiblemente para ellos, de mayor provecho el así dedicarse a conocerlas y ello redunda en ventajas que se debe considerar en cada trabajo histórico escrito en el país.

Agrupados los hombres bajo el medio indispensable brindado por el mar y los ríos despenseros de los valles de nuestro litoral, surgen las tribus en el primitivo embrión o célula orgánica del conjunto sociológico, sin que hasta hoy los restos tan remotos e ignotos dejen percibir si hubo un matriarcado y en su sucesión el patriarcado de todos los pueblos; que fueron industriosos y, no se dedicaron a vegetar, está comprobado en el adelanto y en el florecimiento al que llegaron con un exponente de civilización hoy puesto de manifiesto.

Los habitantes de estos valles del litoral tomaron el nombre genérico de yungas y habitantes de los llanos, tierra saliente.

Se alimentaron de la caza y de la pesca y como el agua de los ríos le invitaba a la laboriosidad fecundando el suelo, se hicieron agricultores, las plantas silvestres fueron adaptándose a la alimentación, así es como esas tribus se constituyen en los proto-Paracas, proto-Nasca, proto-Chimú, con sus toscas labores tal y conforme la virginalidad de sus manos guiados por el cerebro en capacitación tuvieron herramientas, viviendas, vestidos, ídolos y templos; los utensilios al azar de su aparecimiento y al desaparecer sus progenitores quedan como vestigios fidedignos de esa época primera; la luz de la inteligencia iba surcando en el cauce de los siglos, nuevas ideas, perfección del ingenio humano sobre el camino que conduciría a la meta de la civilización del os días lejanos y porvenir.

Nuevas necesidades surgidas en los grupos con régimen, un mando ya definido, un destino que cumplir, estas tribus esparcidas se volvieron industriosas, la división del  trabajo, la observación de los fenómenos naturales les invocaba nuevos alcances y en la obscuridad de los tiempos ya pasados su huella irradia a la luz de la sabiduría arrancada en el insomnio de sus noches centelleantes de seguros senderos encarrilados en la forma que el carro de la cultura jamás saliera de ella y prosiguiera firme en su propósito de encumbrarse.

En esta forma, cuyas épocas parten de mínima chispa de ingenio, los autores y estudiosos se ha idealizado hipótesis bastantes acertadas para que nosotros las describamos, aunque sea a grandes rasgos en este tema de la introducción a la parte pre-histórica de la región de Pisco.

Tócanos pues ahora comentar la hipótesis del arqueólogo peruano Julio C. Tello, cuya palabra autorizada puede dejarnos de las generalidades a la puerta de los estudios arqueológicos, en los que ya no hablan las suposiciones sino los hallazgos arqueológicos.

Valido de un “diagrama cronológico de la génesis y evolución de la civilización peruana”, así denominado por el autor citado, verifica tres secciones por medio de dos líneas verticales, ellas encierra: la costa, la sierra, y la floresta; tres líneas horizontales señalan las eras siguientes; Primordial de 200 a.C.; Arcaica 200-300 d.C; Pre-Incaica 800-1150 d.C.

Ahora veamos las consiguientes explicaciones de este diagrama del maestro de arqueología.

(3) “Una línea hipotética de las primitivas migraciones, que según toda probabilidad, aparecieron por el lado norte o noroeste del Perú. Una línea punteada que viene directamente de las florestas indica la procedencia de las primitivas migraciones de hordas forestales, cuya supervivencia cultural ha quedado en ciertas costumbres y peculiaridades lingüísticas de los pueblos andinos.

Así tenemos que de la obscura procedencia, en la era primordial, se llega la era arcaica.

Estas primeras migraciones de tribus nómadas o seminómadas, que posean tal vez ciertas artes rudimentarias pastoriles o agrícolas, siguieron en su camino las líneas de menor resistencia, ocupando de esta manera, los valles quebradas y altiplanicies de clima y condiciones topográficas más en armonía, con las de aquellas regiones a que estuvieron originalmente habitados. Poblaron así el área Norte, después el área Media, y por último el área Sur; por esto en el diagrama, de la línea que marca el área Norte se desprende primero la línea de área Media y de ésta a su vez, la del área Sur.

En la era que nos ocupamos, el Dr. Tello, distingue en la sierra dos periodos, uno, el primero en que existe homogeneidad, y, otro, segundo periodo en que la misma cultura aparece diferenciada y constituyendo culturas parciales o locales que al comenzar la segunda época o era Pre-Incaica adquieren fisonomía individual.

Asigna para el primer periodo las tumbas-subterráneas, disposición especial de las piedras en las construcciones, el uso de las cabezas humanas escultóricas y de felino como adornos de las mismas, cerámicas primitivas por ser rudimentarias.

Los grandes templos piramidales, cerámicos tipo propio Recuay y Chavín, y ciertas manifestaciones comunes a las culturas del Cuzco, Tiahuanaco, son de características para el segundo periodo andino.

Pasa en seguida a hacer hincapié sobre la cultura de la Costa, que por ciertas circunstancias se inicia mucho después que la de la sierra, pero en la actualidad, el estudio arqueológico va demostrando que en la costa como en la sierra, en el Perú, los primeros estratos culturales son de la misma época, Uhle ha sido el primero en confirmar esto en Arica y Taltal, para lo que supone o hace su salvedad el Dr. Tello asegurando que “hubieron irradiaciones simultáneas o sucesivas que debieron realizarse en la primera etapa de la era arcáica; sin duda reducidos grupos humanos se establecieron en los lugares más favorables a su sostenimiento como las playas marinas”.

Es así como a partir de esta hipótesis del versado arqueólogo llegamos a la cultura que en Pisco va a darnos el argumento para todo lo pre-histórico que a simple vista se remonta a una incógnita señalando en la época primordial en el diagrama cronológico del Dr. Tello.

En el segundo periodo de la Era Arcaica en la costa, al igual que en la sierra, se forman cultura locales de gran parentesco entre sí y con las de la sierra; y entre esta culturas tenemos: Pre-Fallanes, Pre-Chimú, Pre-Chancay, Pre-Ica, Pre-Nasca, etc. En esta última cultura y confundida no solo por el investigador peruano desagregandola de la pisqueña o paraquense, hoy está bien definido que ésta dio origen a la Nazca, y al pasar a la era pre-incaica de Tello en que solo se considera el color de las cerámicas, no se consideró, el arte textil que ha venido a revolucionar la ciencia arqueológica, pues sus motivos han y siguen siendo materia de estudios concienzudos; los mantos y telas de Paracas se han hecho de la fama en el arte textil de hoy, y la admiración no es menos connotada en os grandes centros arqueológicos del mundo civilizado.

El Dr. Tello para explicar sobre las culturas pre-incaicas el aparecimiento de la similitud en ciertos aspectos de todas las culturas del litoral y la sierra; traza en su diagrama líneas punteadas y oblicuas al paralelismo que cree llevar las diferentes culturas y con aquellas líneas punteadas hace ver el porqué se encuentran similitudes, pues son irradiaciones de culturas como la del Tiahuanaco, Chavín, Interandina, Cuzco, que son ciertos cerámicos utensilios o construcciones dejan sus rastros sobre las locales cuyas huellas a simple vista puras que se lleva en el estudio de su desarrollo parece, no le fueran sino de extraña instrucción, es por esto que algunos vasos encontrados en Chicama y Piura no le extrañe el arqueólogo peruano, sus estudios muy bien explican estos lunares arqueológicos con asignación serrana en la costa o viceversa.

Toda esta larga exposición hecha por nosotros como una introducción al ocuparnos de la pre-historia pisqueña, sirve para desembarazar tantos prejuicios como equivocaciones al desconocer los lineamientos que los estudios arqueológicos han tomado en estos últimos tiempos, la arqueología apenas si se esbozaba al estudiar las primeras manifestaciones de los estratos culturales en el Perú. Hoy con estudiosos y especializados en la investigación de desenterrar; como los doctores: Julio C. Tello, Valcárcel, Uriet, Muelle y Rebeca, Cachot, la ciencia arqueológica está a las manos de todos los que se proponen estudiar la historia patria desde el comienzo y su génesis de formación a nuestros días, en estudios particulares o parciales.



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